BICARBONATO DE SODIO
A veces, deambulando
hacia las cuatro, entraba
a la cocina, andando
como un zombie que lava
sus penas con un mate.
La acidez y el barullo
te jodían. "Andate
a dormir". No era tuyo
mi insomnio pero, luego
de oír tu voz, y cuando
bebías como un ciego
ese vaso, calmando
tu malestar, podía
ya olvidarme de todo
y descansar. Había
agua clara en el lodo.
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