domingo, 15 de julio de 2018
RABIETA
Ya no me importa nada.
Los valores burgueses
son fastidiosos. Cada
jugada sus reveses
presenta, y hay que ser
prolijos hasta el colmo
de la idiotez. Hacer
de la conducta un olmo
que se poda buscando
no la belleza sino
lo ventajero, cuando
una silla de pino
exige solamente
sentarse o levantarse
sin pensarlo. Una ausente
mirada suele hallarse
en el rostro burgués,
que ha hecho los deberes
propios de la vejez
antes de tiempo. Alférez
de una injusta Ciudad,
pobre guaso en verdad.
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